lunes, 16 de junio de 2014

De los comedores no son para el verano


Cuando al diestro Manuel García El Espartero le interpelaron por los peligros del toreo, no dudó en afirmar que “más cornás da el hambre”. 

He querido iniciar esta pieza recordando a un hombre que huyó de la miseria, y que tras alcanzar fama y riqueza, la vida le abandonó sobre el albero de la plaza.

Un ruedo como metáfora de una España renqueante, pasto de unos miserables, que con los bolsillos repletos (de dinero y Decretos) nos exigen sacrificios y nos demandan que abracemos ciegamente al becerro de la penuria, ese que nos sacará de la ruina que ellos han consentido, cuando no alentado.

Pero si la miseria de quien rebusca en el contenedor de basura o trabaja por un salario que no llega ni a la segunda semana del mes es insoportable, lo es aún más cuando las víctimas son los niños. Y esas cornás, más que sangre, generan vergüenza y escarnio al conjunto de la sociedad. Al menos así debería ser.

Qué otros sentimientos, sino, debe ocasionar la alerta que tanto Cáritas como Save The Children lanzaban hace unos meses, informando de que, prácticamente, más de un 30% de los infantes en nuestro país está en riesgo de pobreza, lo que supone que más de 2,8 millones de niños se encuentran en esa tesitura. 

Así, una circunstancia que se deriva de tal situación es padecer malnutrición, si bien no es sinónimo de que todos los pequeños la sufran, pero sí que la pobreza es un factor de riesgo a la hora de que existan alimentos con el adecuado aporte de proteínas en el menú de esas familias: con todos sus miembros adultos en paro o con unos salarios míseros.

Si escribir esto me resulta insoportable, qué decir cuando veo en televisión anuncios que alertan de tamaña lacra. Las primeras ocasiones me costó encajar que se referían a España (¡no estoy en la inopia!); después pasé de la incredulidad a la estupefacción y de ahí a la náusea actual.
Y mientras esperamos que el cuerno de la diosa Fortuna derrame sobre nosotros, pobres ilusos, el esperado maná ¿Qué ocurre?

Teniendo en cuenta que las vacaciones de verano están a la vuelta de la esquina, la apertura de los comedores escolares durante ese período, se entiende como la solución de urgencia con la que paliar las penurias económicas de las familias que la padecen y garantizar a los afectados esa comida de calidad.
 Sin embargo esta opción puede acarrear a los perjudicados problemas de tipo social al hacer visible, al resto de la comunidad, sus carencias; quedar marcados. Estamos hablando de niños que asistirán al colegio sólo a comer.

Evidentemente lo importante son sus necesidades nutricionales, empero no es menos cierto que todos tenemos el derecho a defender nuestro espacio privado, y no por estar inmerso en una situación coyuntural se debe renunciar al mismo. De tal guisa, que tal vez la solución pasaría por suministrar, a través de los servicios sociales y directamente, el carro de la compra a quienes lo precisen.


Función social

No obstante, y para evitar malentendidos, apoyo la existencia de los comedores escolares porque siempre han cumplido una importante función social, lo que me ocasiona enfado es que se pueda ver como algo normal que ese colectivo de niños necesiten de sus servicios y a los poderes públicos sólo les preocupe encontrar la pertinente dotación presupuestaria.

Pero aceptando que la única solución sea la del comedor y concluidos los 'festejos' del estío ¿se volverá a la normalidad?. Porque no termino de asimilar que sea normal que existan niños para quienes el comedor del colegio es la garantía de su correcta nutrición (al menos en esa comida del día). Si la respuesta es afirmativa, entonces es que no se ha entendido la magnitud del problema social y se aplaude el remiendo de octubre a junio y su extensión al periodo vacacional.

Sabemos que el desempleo y la precariedad laboral (fomentada por quienes cortan el bacalao) son las responsables. Podría perderme por los tortuosos recovecos de la actual crisis y señalar que ninguno de sus responsables se sentará ante juez alguno y que los bancos rescatados con nuestro dinero gozan de excelente salud mientras la nuestra se resiente (recortes en sanidad, servicios sociales…).
 

Podría ahondar en que quienes gobiernan ‘olvidan’ la Constitución que tanto dicen defender, mientras que con desusado frenesí, legislan para salvaguardar sus enormes culos de la ira (¿enfado sería menos violento?) de la famosa mayoría silenciosa y muchas veces sorda.

Pero únicamente recordaré que en mi país, España, hay compatriotas que pasan hambre y entre ellos, miles de niños, a quienes los procesos constituyentes, las abdicaciones o la prima de riesgo importan una mierda: en otoño o en verano.

Scriptum est




jueves, 5 de junio de 2014

Del tránsito intestinal


La noticia de la abdicación borbónica me sorprendió en pijama y con el móvil en la diestra (ser miembro distinguido del lumpen-proletariado debe tener alguna ventaja). Mi primera reacción ocupó los pensamientos el tiempo justo que tardó en llegar la segunda (reacción): ¡Juan Carlos ¿qué has hecho?!

Sin pensarlo demasiado y tras la pertinente ablución, ocupé plaza en el amplio salón y me dispuse a ver el desfile de la cohorte de genuflexos y abraza-estandartes que loaron la figura del monarca. Tales fueron los excesos, (nada nuevos), que llegué a dudar de si vivía en España o en la añorada Arcadia. La llegada del almuerzo desplazó mi atención a tan nutritivo menester.

A la hora del café se impuso entre los comensales, mi amada esposa y un servidor, una animada discusión en torno a los reconfortantes efectos que ha supuesto la irrupción de la novela negra escandinava, como vía para despojar a esas sociedades de su cuento de hadas. Y sí, en el televisor continuaba esa cansina letanía de adhesiones inquebrantables, sazonada con alguna voz disidente, en número insignificante (no se vaya a confundir el pluralismo con el necesario orden).

Con todo el trajín, en algún momento me vi obligado a visitar el baño, pero sólo el tiempo necesario, regresando al calor del salón con la objetividad que me caracteriza y la vejiga en paz. Llegados a este punto y una tarde soleada, no se nos ocurrió mejor forma de honrar tamaño acontecimiento histórico que dar buena cuenta de unas lonchas de jamón, pan blanco y queso del país, regado con un modesto Ribera del Duero.

Recuerdo que durante unos instantes fijamos las miradas y unas patrióticas lágrimas recorrieron nuestras sonrojadas mejillas, pero como la felicidad nunca es completa, el momento se vio truncado por unos ¡Viva la República! acompañados de otros tantos ¡Que no, que no, que no nos representan!, de tal guisa que optamos por revisitar 'Con la muerte en los talones' como metáfora del histórico acontecimiento.

Sin embargo, pasados unos minutos fuimos conscientes de que no podíamos sustraer nuestra atención al hecho 'abdicante' como tampoco negar que nuestros estómagos requerían cuidados inmediatos: sal de frutas y sendos yogures fueron los calmantes elegidos para reconducir el tránsito intestinal.

Convencido como estoy, de que la imagen que representa a España no es otra que el lienzo de Goya, 'Duelo a garrotazos' (dos hombres enterrados en el barro hasta las rodillas arreándose bastonazos). Que llenamos las calles del país con banderas rojigualdas para celebrar los goles de la Selección nacional de fútbol y acabado el festejo mudamos una franja roja por otra morada.

Que las barras de los bares son testigos del diseño de infinidad de planes para cambiar el rumbo de la Nación que terminan con la resaca. O que una mañana te levantas a mediodía y te das de bruces con un Borbón (campechano él, ¡faltaría más!) que se dá el piro constitucional, lo mejor que se puede hacer es soltar una sonora carcajada, mientras preparando la cena me convenzo de que esto se va al carajo.


Scriptum est






miércoles, 21 de mayo de 2014

De Estados propios y Patrias ajenas


De entre las singularidades que atesoran los sectores de la 'revolución pendiente', versión española, una me resulta especialmente patética: la negación a llamar a España por su nombre, sustituido por un acomplejado 'Estado' o ‘Estado español.
Como quiera que no soy un reaccionario, me niego a pensar que el uso de tales denominaciones sea una reminiscencia inconsciente (vaya con las casualidades) de la Dictadura ¡Freud, levántate y dí algo!

En esa línea de llamemos, cierta neurosis, quienes se dicen defensores de las famélicas legiones, jalean supuestos logros y enaltecen revoluciones de lejanas tierras (Patria o Muerte, ¡Venceremos!) que no les permitirían (si residieran en las mismas) poner en cuestión su integridad territorial o su bandera.
 

Así, es necesario recordar (parece mentira) que los naturales del lugar ni siquiera tienen oportunidad alguna para discrepar, iniciar 'procesos' o plantear quiméricos derechos a decidir.

Otra característica ideológica de ese sector 'progre-tercer milenio' tiene que ver con su anticlericalismo interior, vehemente, que se transforma en una evidente ceguera en relación al anclaje religioso, (por convicción o estrategia) que la actual hornada de próceres etno-revolucionarios que pueblan hispanoamericana, manifiestan sistemáticamente.

No parece que tal hecho ocasione ruidos en las cuadernas ideológicas de quienes en España defienden a ultranza los supuestos logros sociales de esas naciones objeto de admiración.

¿Qué opinan del deterioro de la calidad de vida, la corrupción, los privilegios de la clase dirigente o las perennes restricciones? Sin lugar a dudas el responsable está en el exterior, siempre ayudado por esos malos ciudadanos… Los quintacolumnistas irredentos.

Scriptum est

jueves, 15 de mayo de 2014

De un ángel en el culo


Que un caballero esté celebrando su despedida de soltero, sufra una caída y a la mañana siguiente descubra en su culo un hematoma con forma de ángel es de lo más divertido o inquietante, dependiendo de si se es lituano o un fervoroso creyente en el más allá.


Lo que ya no resulta tan ameno y sí una grosería intelectual, es la costumbre de ver apariciones 'marianas' dónde sólo hay hematomas; de hacer de un hecho aislado, una llamada de atención por todos los males que afectan a la humanidad.


Da igual que la explicación racional, empírica, desmonte las 'sesudas' reflexiones del oráculo de guardia y que, por lo tanto, resbalarse con una cáscara de plátano o arruinarse por ludópata, sea únicamente un hecho fortuito a la par que doloroso, mientras que lo segundo fuera el resultado de la búsqueda del enriquecimiento por la vía rápida, y no una señal más de las fuerzas oscuras que gobiernan el mundo.
 

Estos analistas de las desgracias siempre creerán hallar una brizna de hierba, un resplandor en la noche del que tendremos que desconfiar, so pena de caer en sus malas artes.

Pero a veces un ángel en el culo es sólo un gran moretón fruto de una noche apasionada.

Scriptum est


martes, 22 de abril de 2014

De la teoría del caos (versión socialdemócrata o lo que sea)


El pasado nueve de marzo Elena Valenciano (candidata al europarlamento) se reunión en Málaga con sus compañeros de organización, vamos, el mitin de toda la vida, y allí en su 'salsa', explicando lo bien que nos irá si volvemos al Continente de ¿izquierdas pero sin agobios? afirmó que “hay que hacer una Europa más andaluza”.

Dado que es palmario que Andalucía es uno de los territorios más desarrollados del viejo continente, no entiendo su cara (la del lector) de perplejidad ante tal afirmación.

Tras semejante perla, recordé la teoría del caos, que consiste en tratar cierto tipo de sistemas dinámicos muy sensibles a las “variaciones en las condiciones iniciales”, uno de cuyos máximos exponentes en la Tierra es el PSOE y su adscripción al posibilismo (que algunos confundieron y 'confunden' con socialismo, pero no es lo mismo).

Quiero imaginar, que tanto la candidata como quienes le aplaudieron a rabiar, saben de la 'excelente' salud económica y social andaluza, de tal guisa que nadie hizo el feo y abandonó el recinto presa de un ataque de indignación.

Deduzco que un mes después de aquella jornada, habrán dado saltos estratosféricos al conocer los datos que Eurostat, la oficina estadística europea, hizo públicos el día 15 del presente mes, situando a Andalucía como la peor región de la UE en términos de desempleo, con un 36,3%.

Como quiera que el asunto ha llegado a un estadio arrebatador, estaba recordando la última parte de la teoría que habla de los sistemas “determinísticos”, es decir; su comportamiento puede ser completamente determinado. No obstante, la situación andaluza ha generado una modificación o si se desea, una mutación en la mencionada teoría, que se podría llamar 'Marca Andalucía'.

Visto lo cual, no sería arriesgado añadir a esta singular variante caótica, 'menudencias' del tipo ERE, cursos de financiación (formación, quería decir) y cajas de zapatos (sector crítico), y claro, cómo no querer emular a tan puntera región.



Scriptum est

martes, 15 de abril de 2014

De un tipo insignificante


La entrevista se realizó en 'Al albur de los acontecimientos', un lugar poco recomendable si lo que se busca es un baño y algo de dignidad. De lo que ocurrió en el interior no existen pruebas.

Pregunta: Y usted ¿A qué se dedicaba? 
Respuesta: Principalmente a la defensa de los más desfavorecidos de nuestra Nación.

P: ¿Por qué eligió ese camino? 
R: Ehhh
P: Ese no, éste.
R: Una tarde de invierno estaba trasteando en mi ordenador, buscando en la red información sobre repostería árabe. Recuerdo que hice un comentario en torno a lo difícil que me estaba resultando hallar una determinada receta y alguien preguntó mi parecer sobre la multiculturalidad.

P: Imagino que le sorprendería ¿Verdad? 
R: En un primer momento sí, transcurrido unos minutos, también. Al cabo de un rato y gracias a un diccionario de términos 'modernos' entendí a qué se refería mi interlocutor.

P: ¿Y? 

R: Pues me invitó a una reunión con varios miembros de su organización. Unos tipos muy sensibles y llenos de esperanza en la llegada de una sociedad más humana.

P: Pero usted es eurodiputado. Un cambio vertiginoso ¿Verdad?

R: Hombre, resumido en una línea el asunto produce mareos, pero el camino no fue sencillo. Tras un largo proceso de adaptación al medio político me presentaron en sociedad como parte de la nueva hornada de ciudadanos comprometidos. Luego llegó la campaña electoral llena de viajes por toda la geografía nacional. Tremendamente emocionante. Nunca podré olvidar las miradas de aquellas personas; sus abrazos y besos.
Todo concluyó la noche electoral en un modesto hotel. Allí nos reunimos para vivir el escrutinio, que se saldó, como podrá imaginar con una holgada victoria.
 Luego llegaron los viajes a Bruselas, Estrasburgo y a mi amada ciudad…
París
PdeE:¿Le ocurre algo? Porque hace un rato que no me pregunta.

RdeE(T): Perdóneme, pero estaba abstraído repasando una lista de epitafios

PdeE:¿Epitafios? ¿Acaso se ha muerto alguien importante?

RdeE(T):En absoluto.

PdeE:Coño, pues ya me dirá usted por qué los está leyendo.

RdE(T):Disculpe, pero uno me ha llamado poderosamente la atención: “Aquí yace un imbécil que siempre llegó tarde; incluso a su propia vida”.


Scriptum est

Nota:PdeE: Pregunta del entrevistado
         RdeE(T): Respuesta del entrevistador

lunes, 14 de abril de 2014

De problemas de aprendizaje


Hoy se cumplen 83 años de la accidentada proclamación de la II República y observando, cuando no padeciendo, los usos y costumbres de algunos sectores que se autoproclaman herederos de la mencionada gesta, pareciera que se conmemorase alguna de las glaciaciones que jalonan la historia de este planeta: porque este personal se ha quedado congelado.

Próximos a dar por finiquitada la segunda década de la presente centuria, este grupo de deudos ('revolucionarios' o defensores de famélicas legiones, enfermos de infantilismo de izquierdas) han llegado a la conclusión que son ellos y sólo ellos, los únicos propietarios de esta forma de gobierno. No existe el menor resquicio a la disensión o duda alguna sobre lo acontecido en el periodo histórico de marras. Si esos planteamientos vienen desde la izquierda serás calificado, si tienes suerte, de reaccionario; en el peor de los casos te tramitan el ingreso en el Frente Nacional.

Ni que decir tiene que presentarse como ciudadano escorado a la derecha y republicano es simplemente un anatema: Torquemada no ha muerto, goza de una salud a prueba de hogueras.

En este contexto el asunto de la simbología ocupa un merecido puesto, ya que presas, en muchos casos de una profunda ignorancia (no se entiende otra justificación ¿o sí?) no les tiembla el pulso ni 'rigor histérico' cuando afirman que la bandera rojigualda es un vestigio fascista, pero siento joder esa gran 'verdad' con este dato: Carlos III, año 1785. Continúo.

Aún sigo estupefacto al recordar la indignación de Gaspar Llamazares al reclamar  la retirada del yugo y las flechas de un edificio oficial en Belchite (Zaragoza) por ser “un símbolo fascista”.
 Que este veterano Diputado nacional y licenciado en Medicina suelte tamaña perla hace dudar de si no estaremos delegando responsabilidades y abonando jugosos emolumentos a las personas equivocadas.

No obstante recordaré que tales elementos ornamentales tienen su origen en los Reyes Católicos ¿Alguna decepción? Porque como les pasa a los 'protas' de esta reflexión, el régimen franquista también se apropió de cierta iconografía que la tozudez, aliñada de sectarismo y flojera cultural de mucho 'giliprogre', han condenado a las mazmorras del olvido.

Y mejor no entrar en la vergüenza que les provoca decir España, sustituido por un 'progresista' Estado español, paradójicamente concepto éste último muy usado por ¿adivina quién? ¡Anda, que eso tampoco lo saben!

Scriptum est

sábado, 12 de abril de 2014

De somos parecidos y me llevo una


Como es de común conocimiento, tenemos a un pequeño grupo de compatriotas (cortitos de neuronas y faltos de ética) que llevan unos años empeñados en proclamar a los cuatro vientos (ignoro el porcentaje de aire que les corresponde por mor de su irrealidad nacional) que son diferentes al resto de quienes habitamos, tanto la Península como los archipiélagos.

Siendo consciente del gran interés que despierta este asunto, voy a emborronar estos folios reflexionando en torno a la solidaridad de la que hacen gala los virreyes regionales. Esos mismos que a las primeras de cambio, lloran desconsoladamente cuando se han 'fundido' el efectivo.

Amigo presidente, he perdido la cuenta de las veces que tus mejillas fueron el cauce al torrente de lágrimas que han empapado tu rostro. Una cara, la mayor de las veces, curtida en mil batallas (mentiras y decepciones) hecha de un material insensible al dolor ajeno y que has maquillado, cuando la ocasión era propicia, para defender lo que considerabas discriminación y privilegios del vecino.

Tú, que te llenas la boca de solidaridad interterritorial, que exiges un reparto justo y equilibrado de los dineros públicos y que levantas los brazos al cielo demandando justicia y equidad para el territorio al que dices representar con la mayor de las dignidades (“no creerá usted que iba a llegar hasta aquí en taxi”). Ese eres tú.

Tú, que junto con el amplio equipo de colaboradores (familia, amigos y medio pensionistas) aligeran las arcas públicas en beneficio propio, porque lo de todos se convierte en tu patrimonio y (“puedo asegurar que las acusaciones de apropiación indebida son falsas”). Ese eres tú.

Tú y sólo tú, eres capaz de alentar la aprobación de leyes cuasi confiscatorias, las llamas subida de impuestos para que “el país mejore”, que hacen aumentar la pobreza de gran parte de quienes confiaron en tus palabras, mientras con la mano que mece la cuna autorizas la concesión de beneficios fiscales a las empresas que sienten sus reales en los polígonos, valles y planicies que salpican la región. Ese eres tú.

Sin embargo, cuando los trucos comienzan a perder efectividad, las banderas desfallecen por falta de viento y el bienestar familiar se tambalea, surge en ti un ansia infinita de libertad; una excitación cercana al orgasmo que ni siquiera puede calmar ese padrastro insensible, centralista y autoritario que te ha dado todo lo que has pedido. En ese estado te hayas.

Ahora es el momento de precipitar la salida, de hacer sonar las fanfarrias, enarbolar los pendones y sentir el latido de miles de corazones palpitando al unísono. Y tú, con los ojos hinchados por la emoción (o algún sicotrópico) vuelves la mirada, sonríes y preguntas a tus allegados: y ahora ¿hacia dónde vamos? Y cuando crees que las dudas han desaparecido y la respuesta será la anhelada, escuchas al primogénito decirte: “hacia el abismo padre, vamos hacia el abismo y tú, sólo tú, puedes conducirnos a él”.

Es el fin, pero lo has decidido tú. Porque la historia, esa en la que ocuparás algunos centímetros en olvidados anaqueles, te recordará como lo que fuiste: Nada.

Scriptum est

De valores y coyunturas


Ahora que detento el poder cambio las reglas y enarbolo banderas.

Infinitas. Ese ha sido el número de veces que hemos sido testigos de cómo exigían el cumplimiento de la ley, quienes en ese momento, el alejamiento democrático de las poltronas impedía hacer realidad tan justa demanda. Hasta ahí nada que objetar.

Sin embargo, la paradoja estaba silente, diríamos que latente, a la espera de una oportunidad y en esta ocasión los idus de abril soplaron en dirección a la vetusta Híspalis y a un edificio al que sus ocupantes irregulares dieron en llamar Corrala La Utopía. El propietario (una entidad bancaria) en las antípodas de semejante planteamiento, exigió lo que es suyo, y claro el asunto ha terminado en desalojo porque sabemos del escaso sentido del humor de los 'rescatados'.

¿Qué hacer con las personas que fueron expulsadas, familias en unos casos? El clamor fue casi unánime: ¡Queremos una vivienda! gritaban a las puertas del Ayuntamiento y entonces aparece un poder superior, la Junta, y con ella la consejería de Fomento y Vivienda que, 'olvidándose' de una lista de espera que engrosan 12.000 personas, concede las llaves de viviendas a los afectados. Alegría y pasión.

Es cierto que en el auto que ordena el desalojo, el juez indica que se provea de lo necesario a los menores y a otras personas que estén en riesgo de exclusión social. Pero ¿cuántos demandantes de vivienda corren ese mismo riesgo? Más aún ¿cuántos sevillanos están pasándolas canutas en listas o fuera de ellas? Y sin llegar a responder a esas preguntas surge ésta otra ¿la solidaridad debe ser un valor de aplicación coyuntural? Y otra más: ¿cuándo se ha visto a los poderes públicos salvaguardar derechos fundamentales a tal velocidad?

Llegados a este punto, entiendo la pertinencia de recordar que detentar alguna parcela de gobierno conlleva obligaciones, una obviedad que en nuestro país no termina de ser entendida, ni siquiera (y es muy triste) por aquéllos que se dicen depositarios de los ideales de igualdad, libertad y justicia. Porque llegado el momento de aplicarlos, manifiestan comportamientos raros, balbucean mensajes en extrañas lenguas y sufren convulsiones que sólo calma el despacho elegante, el coche oficial y el olvido de cualquier principio.

Scriptum est