Que un
caballero esté celebrando su despedida de soltero, sufra una caída y a la
mañana siguiente descubra en su culo un hematoma con forma de ángel es de lo
más divertido o inquietante, dependiendo de si se es lituano o un fervoroso
creyente en el más allá.
Lo que ya
no resulta tan ameno y sí una grosería intelectual, es la costumbre de ver
apariciones 'marianas' dónde sólo hay hematomas; de hacer de un hecho aislado,
una llamada de atención por todos los males que afectan a la humanidad.
Da igual
que la explicación racional, empírica, desmonte las 'sesudas' reflexiones del
oráculo de guardia y que, por lo tanto, resbalarse con una cáscara de plátano o arruinarse por ludópata, sea únicamente un hecho fortuito a la par que doloroso, mientras que lo segundo fuera el resultado de la búsqueda del enriquecimiento por la vía rápida, y no una señal más de
las fuerzas oscuras que gobiernan el mundo.
Estos analistas de las desgracias siempre creerán hallar una brizna
de hierba, un resplandor en la noche del que tendremos que desconfiar, so pena de caer en sus malas artes.
Pero a
veces un ángel en el culo es sólo un gran moretón fruto de una noche
apasionada.
Scriptum
est
No hay comentarios:
Publicar un comentario