sábado, 25 de mayo de 2019

¡Todos somos hijos (con perdón) del Régimen del 78!

Desde que las mentes pensantes del movimiento 'revolucionario' que surgió al albur de la ocupación del espacio público allá por el 15 de marzo de 2011 crearon el mantra que aboga por la aniquilación de lo que han dado en llamar el Régimen del 78 (año de aprobación de la Constitución. Franco murió en 1975) mucho se ha escrito, reflexionado y vociferado al respecto, aunque creo que todos -especialmente los amantes de la vía liquidadora- han pasado por alto una antigua máxima: No muerdas la mano que te da de comer.

A por ellos

Afirman cada vez que pueden que el pacto constitucional que dio paso a la Carta Magna de 1978 –perdone que repita algunos datos, pero el cuerpo me lo pide–, fue el contubernio de los herederos del franquismo y el poder económico, amén del PSOE, el PP -y los nacionalistas vascos y catalanes que siempre se han caracterizado por su afición a dinamitar el concepto de España como nación, tema con el que vienen dando el coñazo desde el siglo XIX--; y de los latifundistas, especuladores de altos vuelos, la Embajada de EE UU en Madrid y las instituciones europeas, porque como todos sabemos, España no fue Europa hasta hace un par de días.Unamos a lo dicho, que Podemos más sus anexos y realquilados, exigen a Sánchez -vuelta la burra al trigo-, derogar la Ley de Amnistía de 1977 https://www.boe.es/eli/es/l/1977/10/15/46/con y abrir juicio a colaboradores del franquismo -olvidando que de aquella ley se beneficiaron una piara de terroristas, alguno de ellos, podría entrar en pánico si tal derogación fuera posible.Y ahí se encuentra una de las madres del cordero.

Imaginemos que el presidente volador del Gobierno quisiera, entendiera y aplaudiera esa iniciativa, mas con lágrimas en sus ojos tendría que recordar que el artículo 9.3 de la CE  Constitución española
no permite la "irretroactividad de las disposiciones"; bien es cierto que el cumplimiento de los diversos códigos no es un deporte de gran predicamento entre las castas de antaño y hogaño. ¡Ay, Señor! Entonces, advertido de la imposibilidad legal de su demanda, desde su escaño en el hemiciclo, Pablo Iglesias largaría una de sus famosas soflamas y a otra cosa, porque hemos aprendido que cuando habla el prócer, los acólitos cesan en sus gritos hasta nueva orden. Y sosiego.
Pero como esta era la estación término a la que yo deseaba llegar, ahí va lo siguiente:

¿Acaso los que rebuznan la abolición de lo indicado anteriormente no se dan cuenta que se ponen la soga al cuello, que están dinamitando su status quo, el modo de vida que les ha permitido llegar hasta este momento? Y es que el tan denostado Régimen del 78, ése mismo, es el que ha hecho posible la aniquilación que tanto ansían. En su interior porta el virus que, activado adecuadamente, –están en la tarea– está provocando la infección controlada de todo el edificio constitucional. El régimen actual, -tontitos míos, iletrados con doctorados y másteres varios-, es la puñetera clave de bóveda que hace factible la descomposición del actual sistema democrático -imperfecto, lleno de trampas, pero democrático y por tanto, susceptible de arreglos-: ¡Es el hábitat que permite el nacimiento, desarrollo y larga vida de todos ustedes: rémoras que vociferan sin vergüenza, meapilas de segunda generación, salvapatrias según sople el viento y agencias de colocación de sus tropas.

Así que si los garrulos con ansias revolucionarias insisten en su empeño, estarán facilitando su propia extinción, ese modo de vida que descubrieron hace unos pocos años y que está tan alejado del trabajo duro, de las nóminas escuálidas, del subsidio que no alcanza para nada; si persisten en el empeño, destruirán el disparate que con tanto mimo diseñaron los padres del Régimen del 78. Entonces no habrá Estado plurinacional, ni noción de naciones, paguitas para todos ni esas políticas y/u observatorios que tanto han hecho por la desigualdad y falsificación de la historia común.
Así que desde esta tribuna -al borde de un precipicio, con el mechero al viento mientras escucho las notas del insoportable Imagine-, sólo me queda gritar: ¡Todos somos hijos del Régimen del 78!. Y añado: Si no es por ti, que sea por tus niños y los niños de tus amiguitos; y los niños de tus otros amiguitos… y por las hipotecas.



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