Somos testigos del embelesamiento colectivo de una gran parte de los ciudadanos de Andalucía, Cataluña y Canarias durante cuatro décadas como si fuera el fruto del azar
Podría ser el argumento para un monólogo o el motivo de carcajadas en un asadero pero lo que viene a continuación es una especie de ajuste de cuentas contra ese grupo de xenófobos que se jactan de ser una raza superior, el pueblo elegido y únicamente son otros tantos ladrones al igual que el resto que pulula por el resto de España.Y sí, cualquier parecido con la realidad está relacionado íntimamente con esa forma de entender la gestión de la cosa pública como si fuera la administración de una finca de titularidad privada o una oficina de empleo. De una multipropiedad, que contrariamente a la definición que encontramos en el diccionario de la Real Academia: “Condominio de un inmueble, cuyo disfrute está restringido a periodos determinados.”, es una alegría permanente por cuyos agujeros se cuelan ingentes cantidades de dinero público en dirección a los bolsillos de una rehala de miserables, que cuando son pillados con las manos en la masa, despliegan el archiconocido discurso de la presunción de inocencia, mientras facturan los penúltimos fajos de billetes a los paraísos fiscales que rebosan luz y calor tropical.
En esta pieza podría dedicar un espacio e irme hasta principios del siglo XX, hablar del papel que jugó el nacionalismo catalán durante la Guerra Civil, la cantidad de amor demostrado hacia la Dictadura, y otros tantos juegos de salón antes y durante la Transición hasta desembocar en el golpe de Estado de 2017 y la sentencia de octubre de 2019, pero me limitaré a lo que sigue que no es moco de pavo.
Aunque no soy muy dado a culpar de nuestros males a fuerzas externas con residencia en algún averno reconocido como tal, no me equivoco al afirmar que somos testigos del embelesamiento colectivo y la complicidad, por activa y por pasiva, de una parte nada despreciable de ciudadanos de Andalucía y Cataluña durante cuatro décadas como si fuera el fruto del azar democrático, hasta el punto que el dispendio sistemático de miles de millones de euros, los cientos de funcionarios públicos por elección directa, con sus correspondientes familiares y amigos que se han beneficiado del cargo para incrementar su patrimonio, o los juicios habidos y los que están por celebrarse, –si la causa no prescribe–, se han transformado una especie de yogur que se olvida en el fondo de la nevera que ha provocado menos manifestaciones, algaradas callejeras o cabreos en la barra del bar, que las organizadas por el descenso de categoría de algún equipo de fútbol. Visto así, no exagero si afirmo que en esas dos regiones españolas se ha instalado una versión del peronismo que como todos (casi todos o algunos) sabemos, tiene una gran debilidad por subsidiar al pobre, socorrer al lloroso y enriquecer sin límites al repartidor de las ayudas.
De entre los diecisiete reinos de taifas que conforman el Estado autonómico existe una región, –hay alguna más, pero tendrá que esperar su turno–, regida por un grupo de elegidos ungidos con un tipo de afeite del que se desconocen los ingredientes, que llevan casi cuarenta años reclamando su singularidad histórica y señalando con el dedo a todos los demás que, afirman ellos, viven del sudor que sólo el trabajo duro hace brotar de las frentes barradas. Dicen sin despeinarse, que los demás no pueden tener idénticos beneficios porque son territorios con una historia poblada de gentes con taras genéticas y múltiples episodios tétricos. Que ellos, el pueblo elegido, atesora descubrimientos que harían temblar al más valiente de entre todos los valientes; que poseen el arca de la alianza que ríase usted del Templo de Jerusalén, que son la luz que alumbró el camino que nos ha traído hasta aquí. Mas de todos los reinos señalados por su dedo inquisitorial, el que mayor inquina levanta entre sus huestes como ejemplo de los infinitos males que padecen, se llama Andalucía.
Conozcamos el jardín
Estoy convencido de que llegados a este punto, más de un lector habrá exclamado ¡Malditos paralelismos fruto de una mente enferma!, ¿qué diablos tendrá que ver Cataluña con la región sureña, un lugar ajeno a la infección nacionalista? Vayamos al grano.
Andalucía ha sido gobernada por el PSOE durante cuarenta años y Cataluña, salvo un par de accidentes, lleva la misma cantidad de tiempo sujeta al control nacionalista. En el noroeste, y fruto de algún embrujo digno de estudio, la inmensa mayoría de españoles estábamos convencidos que allí se concentraban todas las esencias europeas de las que eran huérfanas el resto del territorio nacional, amén del espíritu de sacrificio, la bondad y esa palabra tan repetida: el seny. No obstante y para ubicar el asunto que ocupan estas líneas, me referiré a dos fechas que entiendo como el núcleo de todo lo que ha venido después, siempre y cuando, el lector asuma como una verdad irrefutable que antes de eso, Cataluña, instituciones públicas y empresas mediante, eran el paradigma del cielo en la Tierra y el resto de la nación, una anomalía histórica.
A por las fechas
El calendario señalaba el día 27 de enero de 2005 cuando un estruendo desbarató la rutina de los habitantes del barrio barcelonés de El Carmelo en cuyas tripas, –las del barrio–, se llevaban a cabo las obras de la Línea 5 del metropolitano de la Ciudad Condal. La otra fecha a tener en cuenta es la del 24 de febrero de 2005. Aquel día el Parlamento regional celebraba una sesión para abordar el desastre del socavón, cuando en un momento determinado, Pascual Maragall, el entonces presidente de la Generalidad, espetó a los diputados de Convergencia y Unión, –por ahí estaba Artur(o) Mas–,: “Ustedes tienen un problema y este problema se llama 3%”. Todavía recuerdo las caras de espanto, horror, incredulidad y miedo, de los padres de la ‘patria’, que tras recuperar el seny ajustarse los pantalones, treparon hasta la tribuna más próxima desde la que proclamaron su inocencia, –casi al estilo de Pujol, balcón incluido, y aquella nimiedad llamada Banca Catalana–,y exigieron que semejante abominación fuera retirada de los oídos textos y rótulos, so pena de bloquear el nacimiento del nuevo Estatuto de autonomía que la ‘mayoría’ de los catalanes reivindicaban desde la placidez que ofrece un buen día de campo o playa. No tengo constancia de que otro agujero como el del barrio barcelonés haya cumplido la función de espejo en el que reflejar un sinfín de miserias que maquilladas convenientemente, nos habían vendido, –y nosotros adquirido a toca teja–, como una muestra de excelencia, rigor y singularidad. La maldita excepcionalidad. En el siguiente enlace puede apreciar de forma detallada los casos de corrupción en Cataluña https://bit.ly/31ZcVWM
Inmersos en el paralelismo que según pasan las décadas ha ido mutando hacia unas claras líneas convergentes (!), nos vamos hasta Andalucía, una región en la que sus ciudadanos, ya desde los albores preautonómicos, pusieron en manos del PSOE los destinos de la región en la confianza (!) de que nada podría salir mal, y ciertamente todo ha salido tal y como habían planificado las mentes brillantes que habitan los miles de despachos públicos, otra cosa bien distinta es que la región continúe ocupando los últimos puestos en desarrollo y los primeros en desempleo, a pesar de las ingentes cantidades de euros que se destinaron con el fin de paliar tamañas desigualdades. Pero claro, la tarea se presenta casi imposible si desde la administración que tiene las competencias, sus máximos dirigentes se empeñaban en desviar los fondos para mayor gloria propia: Ahí están los casos de corrupción que se han juzgado a la espera de conocer la sentencia y también están los otros que se juzgarán si los dioses están por la labor.
Apunté más arriba mi extrañeza ante el clamoroso silencio de las fuerzas del progreso cuando empezaron a conocerse los asaltos al erario público, las mismas organizaciones que ante el comienzo de una campaña electoral se muestran dispuestas a denunciar el peligro de una victoria de los representantes de las tinieblas, mientras que han mantenido y persisten en ello, un mutis por el foro de proporciones bíblicas cuando el robo ha tocado en la puerta del amigo. No hay constancia de llamamientos para denunciar las alegrías de los ERE, los cursos de formación o el caso de las facturas falsas de cierta organización sindical. Menos aún, tengo noticias de manifestaciones multitudinarias de los trabajadores de la Sanidad pública, que como sus colegas catalanes, viven ajenos a esos asuntos.
Como en el caso anterior, adjunto este enlace para que eche un vistazo general del rostro de hormigón que se han gastado los hombres y mujeres poseídos por el ansia de pillar de la caja ajena andaluza https://cutt.ly/oevrZaQ
Canarias
Como no deseo que nadie afirme que me preocupo de lo lejano y olvido lo próximo, como si las regiones a las que me he referido fueran algo ajeno a mí, dedicaré la última parte de este trabajo al archipiélago asirocado en el que nací y vivo. Siete islas principales, más La Graciosa que junto a dos islas y otros tantosislotes forman el Archipiélago Chinijo.
Desde que el 14 de abril de 1978 se pusiera en marcha la etapa preautonómica confiados como el resto de compatriotas de que emergía una forma descentralizada, más rápida (y más eficaz. Ahora toca reír por no llorar), de gestionar el interés público, la realidad ha mostrado que hasta la fecha esta región ha ido acumulando un sinfín de miserias con merma de mucho dinero, y en algún caso, y tras una larga investigación judicial llegado el momento del juicio, el asunto se solventó y quedó en agua de borrajas: Para satisfacción del delincuente y el enésimo desánimo de las víctimas.
Nuestro casi 155
Transcurridos unos años desde el pistoletazo Pre, llegamos a 1993 con la irrupción –ya venían haciendo ruido enquistados, primero en UCD y luego en CDS–, de uno de los mayores cánceres habidos, el insularismo encarnado en la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI), pura derechona, que para disimular y tras la invención en el resto de las islas de otros tantos engendros insularistas que dieron cobijo a los más retrógrado de cada casa, fundó Coalición Canaria, una cáscara sin sustancia a quien aplican varias capas de un nacionalismo inexistente porque de algo había que disfrazarse para presentarse ante el inquilino de La Moncloa como el ogro defensor de la canariedad. A partir de ahí y gracias al apuntalamiento que ofrecen PP y PSOE, cooperadores necesarios para mayor gloria de CC, una de las grandes bisagras que ha pasado por el Congreso de los Diputados, y con quienes gobierna en coalición indistintamente, se adhieren a los despachos de la administración regional durante veintiséis años. Aunque no está directamente relacionado con CC porque sucede cuatro años antes, no me resisto a ofrecerles algunos momentos tan gloriosos, –más bien patéticos–,como el que aconteció en 1989 cuando el por entonces presidente regional, Lorenzo Olarte, recibió el aviso del Gobierno de la nación presidido por Felipe González, de que este estaba dispuesto para aplicar el artículo 155 de la Constitución con el fin de aplacar lo que Madrid entendía como un rebelión fiscal de las Islas. Quiero pensar que en este caso, el gobierno de González quiso mostrar la firmeza que no tuvo hacia Banca Catalana –risas–. El otro chiste tuvo lugar un cuarto de siglo más tarde, en 2014, cuando bajo la presidencia de Paulino Rivero, el gobierno que él preside se pone duro y avisa de que convocará un referéndum para que los canarios nos manifestemos a favor o en contra de los sondeos petrolíferos que Repsol tenía previsto realizar en las costas del Archipiélago, hasta que el Tribunal Constitucional, año 2015, declaró inconstitucional el decreto de octubre de 2014 que para tal fin había convocado el Gobierno regional. También hemos tenido cartelitos con mensajes sutiles, canciones y mucha alegría con banderas. Lo habitual.
En Canarias, al igual que en otras regiones, disfrutamos del dudoso honor de tener entre nosotros a saqueadores de las arcas públicas que como sus colegas peninsulares, han mostrado un afán desmedido por aligerar de peso los cajas, imagino que con la intención de hacer más llevadera la vida de las áreas de la Hacienda municipal, insular o regional. Como en una botica que se precie, por las islas han medrado honrados (!) concejales, virtuosos consejeros y brillantes cargos del Gobierno canario. Si desea ampliar la información sobre las alegrías con los euros, pinche el enlace https://cutt.ly/oevr9Z0
Y como todo llega a su final, hasta aquí he llegado.
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