domingo, 27 de febrero de 2022

Flatulencias guerreras

Mientras los cerebros de la Unión Europea muestran a Rusia hasta dónde están dispuestos a inmolarse en su defensa de la democracia, ordenando que se iluminen los edificios públicos con los colores de la bandera ucraniana o expulsando de Eurovisión al otrora país de los soviets, la República Federal de Alemania conserva el calor de sus hogares y garantiza que las salchichas tengan 'lumbre' eléctrica en las que freírse. 

Mientras transcurren los días desde el inicio de la invasión rusa y se contabilizan muertes de inocentes y soldados, por los gasoductos estadounidenses y 'putinianos' fluye el maná en múltiples direcciones, llenando las cuentas corrientes de unos y otros, a pesar de las restricciones que anuncian para escarmiento del oso Misha, no obstante, parece que los guardianes occidentales aplican unas medidas suaves, no sea que algún miembro del club cuyo nombre empieza por A, pudiera resfriarse. ¿Extraño? 


Párrafo para el desahogo

¡Es una invasión! ¡Rusia debe pagar por eso! ¡Hay que dar una lección que no olviden jamás! ¡Ucrania es el faro democrático! ¡A sangre y fuego! ¡Que hable la ONU, Bergoglio, la OMS (y sus virus). ¡Qué los mecheros al viento indiquen a Putin el camino del cadalso! ¡Que suene Imagine en un bucle infernal!, ¡Por un 8 de marzo con las tetas apuntando al Kremlin! 


Espacio para el recuerdo

Nuestra memoria es frágil y siempre que lo desea, algo juguetona. Por ejemplo, ¿Recuerda el tremendo enfado que se cogió Estados Unidos por culpa de unos 'pepinos' que la extinta patria de los trabajadores quiso cultivar en Cuba? El año 1962 se acercaba a su final y J. F. Kennedy -el estadista que brillaba más que Luis XIV- vio la oportunidad de poner sus huevos al servicio de la historia universal mostrando el cabreo por tamaño atrevimiento de los comunistas, empeñados (y aquí no bromeo) en joder todo y a todos. Así que como no es plato de gusto que se acerquen a tu casa y amenacen con hacerla añicos, dio un golpe en la mesa, no importa en cual, y dijo: ¡Que vengan los hombres del presidente! 

Joder, cuando Nikita Jrushchov -que al parecer nunca hizo una zapateado en la sede de la ONU- se enteró del cabreo presidencial yanqui, habló con el carnicero Fidel y más o menos le dijo esto: «Tú ya sabes que te quiero, pero yo quiero más a mi madre, así que trasplanto los pepinos y me los llevo de vuelta». Y la crisis pasó a convertirse en una ligera fiebre. 

Pues bien, en el caso que nos ocupa hay ciertas similitudes. La OTAN se pone chula y se acerca a Ucrania a quien ofrece pepinos a bajo precio además de otro tipo de regalos y el Putin que las ve venir, porque el tipo domina el materialismo histórico que ríete de Engels y Plejánov, pega un alarido que se escucha en Karelia. Los hombres del presidente ruso, cuyos tímpanos se recuperan, se sientan alrededor de un fuego de campamento a -30º sin camisa y en pantalón corto. Se miran a los ojos, Putin se observa la entrepierna, y tras unos instantes de desasosiego como si fuera fruto de una reacción nuclear, todos gritan al unísono: «¡El gas!» y con menos ímpetu pero atrapado una emoción casi incontenible, Ulianov no puede evitar decir: «Ucrania será nuestra Cuba, la tumba de la NATO» -el tipo domina el inglés-. Todos aplauden a rabiar, se abrazan pero hasta cierto punto, y luego sin pensar mucho se lanzan a las congeladas aguas de un lago. No importa cuál. 

«Yo creo que esto va de defender la sin par democracia ucraniana de las garras rusas», comentan en los foros del progreso. «Pues según he leído en el BOE, el Gobierno español pondrá en marcha su «Disuasión de defensa no ofensiva con perspectiva de género y resiliencias varias», susurran en tabernas septentrionales.

Y mientras el sabio pueblo que habita la Tierra enciende palmatorias, compra bombillos rojos y amarillos (no se confundan con la bandera regional de Canarias), y maldicen a Putin -que es un hijo de puta-, en la República Federal de Alemania el calor no cesa, las empresas gasistas de EE. UU. y Rusia no saben dónde guardar el pastizal, la UE baraja prohibir la venta de discos de Alejandro Sanz al país agresor, usted y yo no sabemos cómo diablos pagar la factura eléctrica o qué podemos hacer ante la ruina que se nos viene encima. Por cierto, no sufra en exceso, porque quienes detentan el verdadero poder se están descojonando al otro lado del telón mientras planean la siguiente epidemia, la enésima crisis y la próxima campaña solidaria. 

Ya sé que todo es más complejo, pero ¡coño!, déjeme ser un verso suelto.


2 comentarios:

  1. Bravo amigo mío y mi amor. La verdad es que gusta porque es interesante, de fácil lectura, entretenimiento al fin y al cabo. Tus opiniones son tuyas pero curiosas y diferentes, se nota tu inteligencia.
    Un abrazo y mil besos pegajosos jajaja 😂😂😂😂😂😂😂😂

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