Los espa帽oles tenemos una democracia representativa que est谩 encantada de representarse y representar una suerte de parodia donde lo importante es parecer, mientras nuestros abnegados representantes dilucidan qu茅 nos debe importar, c贸mo debemos comportarnos y a qui茅n debemos respeto fiscal e institucional, con una evidente orfandad de razones en torno al por qu茅 hemos llegado hasta aqu铆. Y mientras callamos -reforzando la representatividad de la cosa- los cimientos de nuestra democracia representativa son inspeccionados por una hornada de alba帽iles que blanden las viejas cucharas.
Cabr铆a esperar que tras haber disfrutado de la Constituci贸n de 1978, -conocida popularmente como R-78, sin que se pueda afirmar con certeza hist贸rica que George Lucas tuviera algo que ver-, los espa帽oles de bien habr铆amos interiorizado todo el edificio constitucional sin sonrojarnos, pero resulta que no es as铆, y as铆 nos va gracias a la irrupci贸n de las redes sociales. S铆, lector perspicaz, la tecnolog铆a ha hecho estragos en el cuerpo electoral nacional con tal sigilo, que ni nuestras afamadas empresas demosc贸picas fueron capaces de ver el tsunami, 煤nicamente preocupadas por joder el d铆a al encuestado telef贸nico. Ese virus, que describir茅 en breve, est谩 provocando una desbandada; est谩 causando un descr茅dito social al hecho de votar «en persona personalmente».
Llegados a este punto, usted se preguntar谩 qu茅 forma tiene ese intruso para, detectado, dejar caer sobre 茅l todo el peso de la legislaci贸n y as铆 salvaguardar nuestra democracia representativa de los idus fascistas a izquierda. Pues se sorprender谩 al conocer la respuesta: La almohadilla (#). Veamos.
Resulta que los espa帽oles -perd贸n si molesto, pero ¿De qu茅 otra forma nos 铆bamos a identificar?- llevamos un tiempo algo cabreados, en un porcentaje que dejo en manos de los expertos. Y como andamos as铆, con la moral por el subsuelo, dedicamos parte de nuestro ocio a elucubrar formas de mejorar lo existente (mientras otros piensan c贸mo destrozar todo aquello que molesta al que elucubra). Entre pitos y flautas, retuiteos, memes y v铆deos que no deber铆an superar los tres minutos, lanzamos proclamas esperando que los esp铆ritus afines se unan en torno a nuestro brillante instante, pero hete aqu铆, que quien cre铆as un alma gemela, se descuelga con su luminosa idea y atrapa a m谩s gente que tu parida (datos obtenidos de fuentes de toda solvencia). El tiempo pasa, las decepciones se multiplican y crece la almohadilla. Todos son lemas adheridos a dos l铆neas paralelas que reposan sobre otras tantas verticales, m谩s o menos como esto #QueTeVote… ¿Hac铆a d贸nde diablos nos dirigimos? ¿Cu谩l es el destino de nuestra democracia representativa si quienes est谩n llamados a defenderla (cada cuatro a帽os) teclean esos lemas? ¿Qu茅 deber铆an hacer nuestros representantes elegidos en una democracia representativa para frenar estos impulsos autodestructivos? ¿Acaso estamos ante el resurgir de Perico de los Palotes?
S茅 que todas estas preguntas tienen respuesta que gustar谩n o no. Soy consciente del hecho diferencial (!) y me duele en las entretelas democr谩ticas que podamos deslizarnos por una pendiente de mensajes y carteler铆a de vivos colores mientras los enemigos de nuestra representativa democracia representativa urden planes cuyo final ser谩 nuestra sumisi贸n. ¿Qu茅 est谩 usted dispuesto a hacer? S贸lo valen respuestas err贸neas con #TecleaEnLibertad
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