lunes, 14 de abril de 2014

De problemas de aprendizaje


Hoy se cumplen 83 años de la accidentada proclamación de la II República y observando, cuando no padeciendo, los usos y costumbres de algunos sectores que se autoproclaman herederos de la mencionada gesta, pareciera que se conmemorase alguna de las glaciaciones que jalonan la historia de este planeta: porque este personal se ha quedado congelado.

Próximos a dar por finiquitada la segunda década de la presente centuria, este grupo de deudos ('revolucionarios' o defensores de famélicas legiones, enfermos de infantilismo de izquierdas) han llegado a la conclusión que son ellos y sólo ellos, los únicos propietarios de esta forma de gobierno. No existe el menor resquicio a la disensión o duda alguna sobre lo acontecido en el periodo histórico de marras. Si esos planteamientos vienen desde la izquierda serás calificado, si tienes suerte, de reaccionario; en el peor de los casos te tramitan el ingreso en el Frente Nacional.

Ni que decir tiene que presentarse como ciudadano escorado a la derecha y republicano es simplemente un anatema: Torquemada no ha muerto, goza de una salud a prueba de hogueras.

En este contexto el asunto de la simbología ocupa un merecido puesto, ya que presas, en muchos casos de una profunda ignorancia (no se entiende otra justificación ¿o sí?) no les tiembla el pulso ni 'rigor histérico' cuando afirman que la bandera rojigualda es un vestigio fascista, pero siento joder esa gran 'verdad' con este dato: Carlos III, año 1785. Continúo.

Aún sigo estupefacto al recordar la indignación de Gaspar Llamazares al reclamar  la retirada del yugo y las flechas de un edificio oficial en Belchite (Zaragoza) por ser “un símbolo fascista”.
 Que este veterano Diputado nacional y licenciado en Medicina suelte tamaña perla hace dudar de si no estaremos delegando responsabilidades y abonando jugosos emolumentos a las personas equivocadas.

No obstante recordaré que tales elementos ornamentales tienen su origen en los Reyes Católicos ¿Alguna decepción? Porque como les pasa a los 'protas' de esta reflexión, el régimen franquista también se apropió de cierta iconografía que la tozudez, aliñada de sectarismo y flojera cultural de mucho 'giliprogre', han condenado a las mazmorras del olvido.

Y mejor no entrar en la vergüenza que les provoca decir España, sustituido por un 'progresista' Estado español, paradójicamente concepto éste último muy usado por ¿adivina quién? ¡Anda, que eso tampoco lo saben!

Scriptum est

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