martes, 25 de marzo de 2014

De pasos al frente en dirección a la retaguardia


Quién no ha vivido ese momento de tensión previo a resolver si tomas una decisión u otra, si optas por el café o la tila e incluso si votas a favor de ponerte en huelga porque la empresa de mierda para la que trabajas lleva tres meses sin pagarte.

Pero eso no es todo. Además, tienes que vértelas con unos seres (en número nunca inferior a dos) que zumban alrededor del grupo exponiendo las bondades del compromiso social, la lucha de clases y el amor por la naturaleza. Una y otra vez vuelven sobre las mismas notas, sin que, aparentemente, aflore una 'miaja' de duda en sus palabras.
 Están dispuestos a enfrentar los tormentos que conlleva la reivindicación siempre y cuando el grupo deposite en ellos todo el poder de decisión.



Sin embargo, algo en mi interior siempre me ha hecho ser reacio a sus maneras, su metodología y a fuerza de observarlos descubrí una constante en su 'modus operandi'. Y es que llegado el momento de batirse en ejemplar duelo una inexplicable nube de polvo cubre el campo de batalla.
 Tras disiparse los embates de Eolo, se descubre que las puntas de lanza se han tornado prismáticos que desde la lejanía te observan sin apenas inmutarse.
 No preguntes, ni siquiera te acerques a ellos so pena de recibir una sonrisa y un: “compañero no has entendido que ha pasado. Eres un tipo extraño”.

En el mundo real es aún peor.

Scriptum est

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