jueves, 27 de marzo de 2014

De aviones que eran barcos


Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas (…)” [El Quijote, capítulo  VIII]

Recurro a este episodio de El Quijote porque no se me ha ocurrido mejor forma de afrontar un nuevo episodio de incompetencia en los servicios públicos, en este caso, el que ha sido protagonizado por el 112 Canarias y el inexistente accidente de un avión en las proximidades del aeropuerto de Gran Canaria.

Antes de recibir algún disparo (dialéctico, espero) reconozco el importante papel que desempeñan las infraestructuras de emergencias y los grandes servicios que prestan a la comunidad. Hasta ahí ningún problema, pero en el caso que nos ocupa, en los tiempos que corren y con las redes sociales extendidas por todo el orbe, noticias como estas corren como la pólvora, de tal guisa que no se pueden permitir semejantes metidas de pata.





Porque una cosa debe quedar clara: antes de lanzar una información de este calado hay que contrastarla ¿Y cómo se hace eso? Pues llamando al aeródromo y hablando con el responsable adecuado ¡Anda, pues es verdad!

¿Y ahora, qué pasará? Bueno, conociendo el altísimo apego que tienen los jefes a sus cargos y a los emolumentos que los acompañan, tengo la ligera impresión…

Se me olvidaba: lo que en la ancha mar flotaba no era un avión (afortunadamente) sino un remolcador arrastrando su pertinente mercancía.

Hasta aquí con relación a la cosa pública, porque no puedo olvidar la patética actuación de algunos medios de comunicación, que incluso, pusieron nombre y apellidos a la 'tragedia'. Para ellos y como profesional del medio que soy (paso de las camarillas) la recomendación de aguantar los dedos antes de teclear disparates.



Scriptum est

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